Pestañas

miércoles, 25 de enero de 2012

Capítulo 3: Una nueva realidad


El comienzo de un nuevo día era marcado por el sol que poco a poco hacía su aparición en el cielo algo nublado de aquella mañana, mientras que la joven Redbird se había levantado temprano debido a que era día de semana y debía asistir a clases, no se podía decir lo mismo de Payton y Greis, la última no había logrado conciliar el sueño fácilmente debido a que lo ocurrido el día anterior no dejaba de rondar por su cabeza, en especial las últimas palabras que habían sido dirigidas hacia ella… “estamos por verla”, aquello la intimidaba bastante ¿qué podría mostrar ella? Roberts tenía las artes marciales, la lucha cuerpo a cuerpo y Cheryl su habilidad con las armas, pero… ¿Qué había de ella? ¿Qué le harían hacer? ¿Cuál sería su talento o su trabajo dentro de esta organización a la cual la habían metido a la fuerza? Fueron horas de pensar y pensar hasta que finalmente el cansancio pudo más y se durmió alrededor de las 4 de la madrugada, en cambio sus compañeras, amigas y confidentes, en cuanto se encontraron en sus camas debieron luchar un poco por no caer presas del sueño en el instante y es que el cansancio tanto físico, como mental de la situación les estaba pasando la cuenta.

Cheryl se dirigió a clases, trato de hacer su día lo más normal posible, pero aún así no lograba concentrarse del todo y era lógico, ya que a ella también la acosaban un montón de preguntas, se cuestionaba que sería de ella ahora, cómo esto cambiaría su vida actual y en especial como afectaría su futuro.

- Señorita Redbird –le llamó la atención una de sus maestras- sería tan amable de volver a la realidad y darme el resultado de este ejercicio –finalizó señalando la pizarra en la cual podía ver una cadena de carbonos e hidrógenos, la cual se quedó analizando unos minutos pensando qué es lo que debería hacer hasta darse cuenta que simplemente se trataba de nomenclatura.
- 2-metil-1,3-butadieno –respondió no muy segura.
- Por favor háganos el favor de no volver a perderse en sus pensamientos y manténgase pendiente de la clase –fue la respuesta que la profesora le dio, a lo que la joven respondió con un leve asentimiento de su cabeza.

Y de esta forma mientras el día escolar de Cheryl continuaba el de Payton recién estaba comenzando, se levanto con una extraña sensación, mientras más pensaba y le daba vuelta a sus recuerdos más pensaba que había sido un loco y estúpido sueño, tan así que terminó convencida de que nada había sido real, tan solo un invento de su sub-consiente. Por lo que decidió darse una ducha, tomar una taza de café, acompañarla con un sándwich y partir camino a su amado gimnasio, claro que en este se encontraba una pequeña sorpresa esperándola.

Al cruzar las puertas de aquel recinto se encontraba tan ida que apenas y se dio cuenta de que no se encontraba sola, hasta que el muchacho que estaba en el lugar hizo notar su presencia a la joven al aclararse la garganta para hablar, a lo que la muchacha respondió dándose la vuelta buscando al responsable de aquel sonido, hasta que lo encontró, entre las sombras al otro lado del gimnasio.

- Oh, lo siento… no esperaba que hubiera alguien más, normalmente está vacío –comenzó a disculparse la joven dispuesta a marcharse y volver más tarde o quizá otro día.
- Payton querida, lamento informarte que esos días terminaron –respondió aquel chico a la vez que salía lentamente de entre las sombras, refiriéndose al encontrar aquel gimnasio vacío.
- ¿Quién eres y por qué sabes mi nombre?
- ¿Es que te olvidaste tan rápidamente de mi? Nos conocimos anoche ¿lo recuerdas? Soy Chris, tu nuevo tutor –finalizó haciendo un gesto con su cabeza a modo de saludo.

Y de esta forma la verdad golpeó a la joven Roberts como un balde de agua fría en pleno invierno y es que nada de lo que había pensado un sueño había sido así, realmente las habían secuestrado dos veces en una noche, en realidad le habían hecho una prueba y finalmente… ella SI formaba parte de la mafia ahora, comenzó a examinar a su acompañante y definitivamente era a quien habían designado la noche anterior para ayudarla a entrenar, mejorar su técnica y aprender cosas nuevas, era aquel muchacho al que habían nombrado su tutor pasando a llevar las opiniones de que la persona más adecuada para el trabajo era Nathan a la vez que pedían que este último se quedara exento de esta situación o al menos del entrenamiento de esta muchacha.

- ¿Qué haces acá? –pregunto Payton.
- ¿No es obvio? Vengo a ayudarte con tu entrenamiento, llevo un rato acá revisando el equipamiento de este lugar y definitivamente no es suficiente para lo que tengo en mente practicar y enseñarte, así que si eres tan amable de acompañarme.
- ¿A dónde?
- Payton, por lo que pude notar anoche eres una chica muy buena para preguntar y que no se deja pasar a llevar tan fácilmente, pero si vas a estar dentro de esto debes aprender a preguntar menos y obedecer más.
- En ningún momento pedí ser parte de esto, ustedes fueron quienes nos incluyeron en todo sin siquiera preguntarnos.
- Si les hubiéramos preguntado probablemente hubieran dicho que no… además no es como si pudieran negociar mucho con la mafia –respondió Chris riendo- ahora, como dije anteriormente, si fueras tan amable de seguirme.
- Y yo reitero… ¿A dónde vamos?
- Eres testaruda… me agrada, ven conmigo, nos iremos a un gimnasio mejor equipado y más adecuado para tu entrenamiento –respondió finalmente.

Y de esta manera finalmente Roberts accedió a seguir a su nuevo tutor hacia la calle en donde los esperaba un auto negro con el motor en marcha listo para partir. Sin nada que poder hacer la chica simplemente subió al vehículo mientras que Chris le arrebataba su bolso con ropa de cambio y otras cosas de las manos y la metía al portaequipaje junto al bolso que el mismo llevaba, probablemente con lo mismo, para luego sentarse a su lado, hacer una seña al que se encontraba frente al volante y partir rumbo a su nuevo lugar de entrenamiento.

Mientras todo esto pasaba la joven Wright seguía envuelta en las redes de Morfeo tratando de recuperar el sueño que había perdido al quedarse pensando hasta tan altas horas de la noche, pero pronto el hambre fue más grande que el sueño provocando que la castaña despertara de su sueño algo atontada, aunque tampoco era tan tarde, eran recién las 11.30 de la mañana por lo que había dormido tranquilamente unas siete horas que si bien no eran las 8 mínimas necesarias era suficiente para ella, pero en cuanto vio la hora en el reloj de su celular se sobresaltó, ya estaba tarde para su turno en el trabajo debía estar allá hace 30 minutos, lo cual sumando el tiempo gastado en el trayecto desde su hogar hasta su lugar de trabajo significaba que estaba tarde en al menos una hora y eso sin contar que aún se encontraba en pijama, por lo que se apresuró en cambiarse ropa y salió de su casa sin siquiera preocuparse de tomar algo para comer en el camino, pero toda la prisa que llevaba se vio interrumpida en cuanto cerró la puerta de su casa y vio estacionado un auto justo frente a su casa, un hermoso y lujoso auto de color negro en el cual un hombre se encontraba recostado, lo reconoció en el instante, se trataba de Thomas el chico que la entrenaría y ayudaría a encontrar algo en lo que fuera buena.

- Tardaste bastante en salir –dijo el moreno con una sonrisa en su rostro.
- Lo siento, me quedaría a charlar pero voy tarde a mi trabajo –respondió Greis tratando de esquivarlo.
- Ya no más… renunciaste a tu empleo.
- ¿¡Qué!? Yo no hice nada de eso –respondió algo alterada.
- Tu directamente no, pero si vas a trabajar conmigo necesitarás más tiempo que el que disponías, eso sin añadir que lo tuyo será todo un reto, deberé enseñarte un montón de cosas para ver con cual de todas tienes más afinidad y facilidad.
- No, tu no entiendes… con el sueldo de ese trabajo yo me mantengo, sin eso no puedo mantener mi casa, no puedo pagar mis cuentas ni mucho menos mantenerme a mí.
- Al parecer tu eres la que no entiende, ahora eres parte de la mafia Wright –dijo Thomas cambiando su tono por uno un poco más serio-, lo que significa que si haces lo que te ordenan y complaces al jefe puedes ganar suficiente como para mantener tres casas como estas con cinco habitantes en cada una, así que basta de reclamos y excusas baratas y sube al auto que hay trabajo que hacer.
- Debes estar de broma.
- ¿Te parece que bromeo? –añadió lanzándole una mirada que dejaba en claro que hablaba en serio y que estaba comenzando a perder la paciencia, por lo que sin decir nada más decidió subir al auto ubicándose en el asiento trasero mientras que Thomas lo rodeaba para subir en el asiento del conductor y emprender la marcha a quien sabe dónde, pero en cuanto encendió el motor el estómago de Greis delató el hecho de no haber desayunado, por lo que Thomas le lanzó una mirada a través del espejo retrovisor- ¿Hambrienta? –dijo recuperando su tono tranquilo y simpático.
- Si, algo –admitió a la vez que el rubor subía a sus mejillas.
- Entonces creo que haremos una escala en nuestro trayecto, compramos un par de hamburguesas y luego… ¡a trabajar! –Dijo riendo- y es que no se puede pensar bien con el estómago vacío.
- Gracias –soltó la joven Wright en un susurro.

Mientras el entrenamiento comenzaba para las dos mayores la joven Redbird aún debía soportar un par de horas más de clases, o al menos eso era lo que ella pensaba ya que durante el receso anterior a la hora de almuerzo el inspector se acercó a ella para comunicarle que la había venido a retirar, la chica algo sorprendida preguntó inmediatamente quien era la persona que había firmado la autorización que le permitiría eximirse del resto de las clases del día y marcharse a su hogar a lo que le respondieron simplemente ‘tu tío’, la chica aún confundida ordenó sus cosas y se marchó para encontrarse a Kenneth esperándola en la recepción.

- Al fin llegas querida, es hora de marcharnos o llegaremos tarde –le dijo mientras la guiaba fuera del recinto mientras le dirigía una sonrisa a la secretaria presente.
- ¿De qué se trata esto? –preguntó Cheryl al encontrarse ya fuera de la mirada de cualquier funcionario del colegio.
- Entrenamiento –respondió cortante su acompañante.
- Espera… es decir que me retiraron de clases, ¿perderé al menos unas cuatro horas de clases y so solo porque a ustedes se les ocurre programar un entrenamiento?
- Corrección, no se nos ocurrió, se le ocurrió al señor Fitzroy –el solo oír su nombre hizo que la furia mezclada con confusión se calmara en el interior de la joven.
- Y… ¿esto será todos los días? Porque si es así terminaré repitiendo el año, un lujo que no me puedo dar… estoy comenzando con los exámenes finales.
- Claro que no, no sabemos cada cuanto será, pero no te retrasarás en tus clases, de eso puedes estar segura, además de que estamos al tanto de tus pruebas, es por eso que esperamos hasta esta hora para retirarte, ya que el señor Fitzroy exigió que el día de hoy a ustedes de les diera un entrenamiento inicial para ponerlas al día de todo lo que será esto –comenzó a explicar aquel alto hombre de oscuros rizos-, quiere que conozcan los lugares en los que se entrenaran, quiere que se familiaricen un poco con el nuevo entorno.
- ¿Se familiaricen? ¿Plural? –preguntó
- Claro, tus amiguitas también fueron abordadas estas mañanas por sus respectivos tutores –le aclaró Kenneth- ahora basta de charlas, se nos hace tarde, así que sube al auto –finalizó la charla abriéndole la puerta de un hermoso y lujoso auto color negro al cual la colegiala subió sin decir más nada, resignada ya a poder hacer cualquier acotación o reclamo por miedo a las repercusiones que sus palabras pudieran tener, aún recordaba como David Fitzroy había reaccionado el día anterior simplemente por unas opiniones y sugerencias de algunos de sus hombres.